Share |

07 septiembre, 2010

4 comentarios:

  1. Nº 3

    Este señor trabajaba en la Municipalidad de Providencia, se parece a otra persona pero en realidad es el funcionario de la oficina de partes del municipio de esta comuna Me acuerdo que fue hace tanto. Estaba siempre sentado detrás de su maquina, escribiendo números y cifras, supongo. Me lo imaginaba bajo de estatura, aunque nunca lo vi de pie. Su rostro era del empleado público que trata de ser amable, la sonrisa transformada en mueca por efecto del tiempo transcurrido. Sus ojos oscuros como de un murciélago brillaron cuando me dijo: Tu mamá tiene que llenar esos papeles y luego me vienes a ver de nuevo.

    ResponderEliminar
  2. Tres años y un día es el tiempo que Oyarzún se ha dado para pintar. De ello ha de resultar la producción de 1096 retratos en pequeño formato (uno cada día). Lo que el artista se ha propuesto en principio no es pintar esa determinada cantidad de retratos ni tampoco hacerlo durante ese tiempo, sino que se ha propuesto simplemente pintar… ¿Se lo ha propuesto en verdad? ¿No será que pintar es su fatalidad, la inercia que lo sostiene, la condena de su noble oficio? Entonces en sentido estricto, lo que se ha propuesto es el limite, para poder cumplir la tarea y de aquí su verosímil carcelario es solo un recurso formal externo a la obra. No es necesario detenerse más de la cuenta en la metáfora, pues la “condena” consiste inmediatamente en pintar 1096 retratos, lo cual no requiere necesariamente hacer “uno al día” durante tres años y un día.

    Sergio Rojas

    ResponderEliminar
  3. Lo decisivo en la propuesta de Oyarzun es la extraña relación entre, por una parte, lo gratuito del trabajo del artista pintor y por otra, la obligación de pintar. Ocurre como si el descubrimiento de tal gratuidad fuese precisamente la experiencia de la obligación de pintar, la relación con una necesidad que va más allá del sentido (pensemos en esa curiosa fórmula con la que hoy se nombra en nuestro medio al artista que pinta, inscribiendo la insistencia en ese nombre: “pintor pintor” (y de su obra se dice que es “pintura pintura”). Como si se tratara de la constitución de un personaje imposible: el pintor como un personaje que se define por la insistencia en un ejercicio inútil, en un trabajo improductivo. Antes que pintar “algo”, se trata más bien de pintar, Detengámonos un instante en esto.

    ResponderEliminar
  4. en el retrato Nº 5 continuaremos con la historia de SR que seguramente nadie leerá.
    entonces para que seguir escribiéndola? pues bien, tal cual como se sigue pintando. A diferencia de lo que dice SR, es siempre a la búsqueda de un sentido, por muy difuso que este parezca, La pintura siempre trata de un asunto de hacer sentido. y en una de esas podemos guardar esperanzas todavía en que el texto de SR será leído por alguien y que ojala lo entienda, claro está.

    ResponderEliminar

Compatir