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- Álvaro Oyarzún
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- Autodidacta; vive y trabaja en Chile. Este es su primer blog semi-oficial.
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Autorretrato Nº19
ResponderEliminarlunes otra vez
sobre la ciudad
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarme acuerdo que en agosto del año pasado mi trabajo sobre el dibujo en papeles de colores avanzaba muy bien, pero me daba cuenta también del desastre de exposición que se aproximaba.
ResponderEliminarMe acuerdo de un frío sábado de mayo de 2009, como a las once de la noche en Pedro de Valdivia casi al llegar a Valenzuela Castillo, C, otra C y yo nos besamos, y luego ella me dijo espera, quiero sentir tu proximidad tu olor y me quedé ahí inmóvil unos segundos.
ResponderEliminarMe acuerdo cuando fui a buscar unas piedras inmensas al Cajón del Maipo, era diciembre del año antepasado, recolectamos cerca de 20 toneladas.
ResponderEliminarMe acuerdo de la infinidad de películas que vi durante todo el 2009 en mi departamento de los Abetos. Prácticamente una por noche.
ResponderEliminarAhora rara vez veo un film estando solo en el depa, si lo hago es por que estoy con Benjamin o con alguien mas, pero solo, casi nunca. Prefiero de lejos la lectura.
ResponderEliminarme organizo muy bien, le saco un rendimiento al día que no parece corresponder a la realidad. Por ejemplo, es por las noches que preparo todos los textos que publico en el blog, (ahora estoy en mi mesa y son las once de la once de la noche), y luego los distribuyo durante el día como si fuera en tiempo real, pero el guión ya esta hecho, lamentablemente no corregido y de ahí las fallas de ortografía y tipográficas. Salvo los fines de semana como ayer domingo, escribo on line. Sobre los textos quisiera aseverar un comentario preciso y escueto: todos, absolutamente todos las cosas que ahí cuento son reales. Y para el que quiera ficción.
ResponderEliminarS me pregunta por C y M, dame sus nombres para entender mejor la historia, me dice la muy fresca, yo le digo que se trata de proteger a inocentes almas en pena, pero sobre todo de protegerme yo mismo de aquellas mismas almas que en cualquier momentos se transforman en vivoras llamaradas de odio y celo.
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