Ernesto Figueroa fue un comerciante amigo de mi Nono. Durante mucho tiempo los dos se juntaron en la plaza de Valenzuela Castillo y ahí conversaban un rato. A mi Nono le gustaba caminar mucho, en cambio el señor Figueroa permanecía toda la tarde sentado siempre en el mismo banco de la misma plaza. Leía el diario El Mercurio, dormitaba y como a eso de las cinco y media de la tarde se ponía de pie y lentamente regresaba a su casa para tomar la once.
Quiero que haya un gran orden en la imagen que pinto, pero que ese orden se deba al azar. Cuando se está pintando un retrato, por ejemplo, y se coloca la boca en determinado lugar, puede suceder que, de repente, un aviso del azar nos haga darnos cuenta de que nos gustaría pintar un retrato del Sahara, es decir, poder disponer, incluso en la búsqueda del parecido, de toda la superficie del Sahara [...].
Retrato Nº 51
ResponderEliminarErnesto Figueroa fue un comerciante amigo de mi Nono. Durante mucho tiempo los dos se juntaron en la plaza de Valenzuela Castillo y ahí conversaban un rato. A mi Nono le gustaba caminar mucho, en cambio el señor Figueroa permanecía toda la tarde sentado siempre en el mismo banco de la misma plaza. Leía el diario El Mercurio, dormitaba y como a eso de las cinco y media de la tarde se ponía de pie y lentamente regresaba a su casa para tomar la once.
Quiero que haya un gran orden en la imagen que pinto, pero que ese orden se deba al azar. Cuando se está pintando un retrato, por ejemplo, y se coloca la boca en determinado lugar, puede suceder que, de repente, un aviso del azar nos haga darnos cuenta de que nos gustaría pintar un retrato del Sahara, es decir, poder disponer, incluso en la búsqueda del parecido, de toda la superficie del Sahara [...].
ResponderEliminarFrancis Bacon